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Wang Fo maestro de águilas y dragones
Por: Juan más de mil preguntas.

Wang Fo se encontraba detenido en el castillo del Emperador, su discípulo Lyn, él que dejo todo para seguirlo y aprender las artes de la pintura, había sido asesinado por los guardias del Dragón de los Cielos, como se llamaba en esa época al emperador, que no era considerado un hombre como tal sino un semidios. Este dios-dragón estaba furioso con Wang Fo y quería arrancarle sus manos y sus ojos para que no pudiera pintar más; el por que de su cruel mandato, se debía a que el emperador cuando era niño no podía salir del castillo por lo cual su única forma de conocer la realidad era por medio de la colección de cuadros de Wang Fo, que tenia su padre en una galeria del castillo. Cuando el joven emperador salio de su encierro, busco el mundo que se encontraba en los lienzos de Wang Fo, pero que gran decepción se llevo. Por eso culpaba a Wang Fo, pero antes de cumplir su venganza quería que Wang Fo pintara un lienzo inconcluso de una escena marítima. He allí el inicio de nuestra historia.


Capitulo 1:

Wang Fo comenzó a trazar las líneas del mar con tal majestuosidad que el Emperador y su corte de soldados tuvieron por un momento la impresión de que aquel anciano de carácter indefenso, era un dios que había bajado a la tierra a enseñarles los secretos de la eternidad, escondidos en el rugir de las olas al chocar contra los acantilados que aparecían de improvisto con cada pincelada sobre el lienzo. De pronto Wang Fo se detuvo, en su mente se cruzaban mil ideas con tanta rapidez que hubo de detenerse para capturarlas. Wang Fo pensó en su camino, él había elegido ser un maestro, era el camino que yacía bajo sus pies.

Si he de morir lo haré siendo maestro, además que mejor manera de honrar a Lyn que convertir al Emperador en Lyn mismo pensó Wang Fo para sus adentros y sonrió.

- Qué pasa Wang Fo, porque no continuas tú obra?

Wang Fo miro al Emperador con gesto humilde y le dijo:- Tú quieres descubrir el mundo que yace en mis pinturas, lo has buscado en los cuatro nortes pero no lo has encontrado. Te voy a decir por que. El mundo que yace en mis pinturas esta en mis ojos, en mi forma de contemplar el movimiento fugaz que envuelve tanto al ciprés como al pájaro posado en él, que yo capturo e inmortalizo con mi pincel. Las manos de este viejo ya no son las mismas que en otros tiempos en las que eran capaces de atrapar la furia del viento que corre como una caballo salvaje por las colinas del país de Han. Convierte tus manos en pájaros, guíame y dame cordura y a cambio, yo te enseñare a ver a través de mis ojos. Así podremos terminar la obra, que ya no será mía sino tuya. Tú la abras creado, brotara de tus manos como la miel y sabrá dulce a tú mirada, la obra será tú hija y tú serás su padre.

- Wang Fo la garra de un dragón no tiene la gracia, ni la sutileza de una flor. ¿Como esperas que pueda capturar el movimiento embriagante de las olas, el vuelo apacible de los pájaros, la espuma del mar que se entrega sobre la arena?
- Emperador, no hieras mis oídos con tus palabras, pues de la garra de un dragón depende que las gaviotas vuelvan a cantar y a danzar sobre las olas.

El Emperador se quedo pensativo durante un buen rato. Al cabo del cual exclamo elocuentemente:- Y porqué no? ¿Qué secreto esta vedado al señor que dirige los vientos que Wang Fo no logra atrapar? ¿Qué tesoro esta oculto para él que cultivo el ciprés y dio de comer al pájaro que se posa en él? ¿Qué movimiento se puede ocultar al amo de las criaturas que habitan debajo y encima del mar?

Wang Fo hizo una profunda reverencia al Emperador y le dijo:- Disculpadme o dragón del cielo, pero este anciano debe descansar. Mañana será otro día que crear.

Y con un movimiento del Emperador, Wang Fo fue escoltado hasta una celda donde paso la noche.

Cuando Wang Fo despertó muy temprano en la mañana, un guardia lo estaba esperando a la entrada de la celda.
- Seguidme, dijo con tono seco.

Wang Fo siguió al hombre hasta un gran aposento cubierto de mármol y jade, en el suelo, sentado en una incomoda posición se encontraba una figura cuyo rostro bañaba la luz del naciente sol. El Emperador se encontraba cantando una armoniosa melodía.

- Te estaba esperando Wang Fo. Quiero que observes como la fuerza de mi voluntad despierta al Sol. Si por un solo día el Emperador se olvidara de hacerlo, todo se sumiría en tinieblas, ¿Comprendes, Wang Fo, la vida de un Emperador? ¿Comprendes, Wang Fo, la agobiante carga que es tener el Sol bajo tus espaldas?

Wang Fo guardo silencio y bajo su cabeza en señal de respeto. Y estuvieron durante varias horas en silencio, al cabo de las cuales el Emperador exclamo:- Come y ve a asearte. Nos encontraremos en la torre, desde allí se pueden observar todos mis dominios.

Wang Fo andaba maravillado por el castillo, todo en él tenia un sentido, hasta los mismos candelabros que colgaban de las paredes representaban algún ritual complejo del que hacia parte el Emperador. Entre compuerta y compuerta y salón y salón, Wang Fo se dirigió a la torre. El Emperador había dado la orden a los soldados de que no escoltasen a Wang Fo y que no lo interrumpieran en sus actividades, así pudo andar con libertad por el castillo y apreciar todas las maravillas que se ocultaban bajo sus muros.

Cuando Wang Fo subió a la torre, encontró al Emperador de pie con sus dos manos unidas sobre su pecho de forma extraña, cantando una bella melodía.

- Estoy ordenando al viento que se detenga para que no ose tocar al Emperador mientras esta sobre la torre, y siguió cantando.

El Emperador cantaba cada vez más alto, al final bajo un poco su tono de voz, y se sumió en un profunda meditación.

- Entrad, el viento ya se ha doblegado.

Wang Fo se alejo de la entrada de la torre y se dirigió tímidamente hacia donde se encontraba el Emperador. El Emperador invito a Wang Fo a tomar asiento a su lado.

El Emperador se sentó en una silla de oro en la que el espaldar era el cuerpo de un dragón, sus garras delanteras el descansador de brazos, sus garras traseras las patas delanteras de la silla y la cola del dragón un soporte a las patas delanteras. Wang Fo se sentó a su lado en un cojín de paja.

- Mira Wang Fo, este es el dominio del Emperador. Dime tú que has viajado tanto, ¿conocéis otro Emperador qué sea más grande que yo?

Wang Fo se quedo callado durante un par de minutos al cabo de los cuales respondió: - Dragón del cielo, para pintar , no es pertinente preguntarse ese tipo de cosas, pues en el papel no hay quien gobierne a quien, todo debe hacer parte de una misma jerarquía, todo debe de hacer parte del mismo movimiento.

- ¿Porqué me respondes de ese modo? ¿Yo te pregunte acerca de tus viajes no acerca de la pintura?
- Dragón del cielo, Wang Fo vive en el reino de la pintura, ese es su reino, sus viajes han sido a través de los colores y de las líneas, no a través de los caminos de piedra que maltratan los pies.

El Emperador atrapo una a una las palabras de Wang Fo que se fundían con el viento suave de la mañana, y exclamo:
- Decidme ahora que estamos frente a mi reino, ¿cómo he de convertirlo en una de tus pinturas?
- Hay dos formas de pintar: la una captura un instante y lo inmortaliza en el papel, la otra captura un movimiento y lo deja fluir libre, en un ciclo que se repite eternamente. ¿Cuál de las dos deseas aprender?
- No logro comprenderlo, ¿cuál es la diferencia entre las dos?
- La diferencia radica en la forma en que mires las cosas, decidme dragón del cielo, ¿qué es más grato a tu corazón? ¿ Un pez disecado, o el mismo pez danzando alegremente por tus estanques? Wang Fo agrego:- Ahora imagina ese mismo pez, un pez rojo y dorado, que perturba la tranquilidad del agua con cada uno de sus movimientos, imagina un estanque que palpita de azul, de blanco y de verde.
- Lo veo, lo veo. Grito el Emperador exaltado.
- Repite tú visión hasta que cada una de las escamas del pez sean para ti como una parte más de tú propio cuerpo, y entenderás porque en ese reino no existen jerarquías y todo se gobierna por igual. Obsérvalo con atención y te darás cuenta por que en ese reino no hay hombres que pesquen a los peces, ni peces que se dejen pescar por hombres.

Y Wang Fo se quedo narrando maravillas al Emperador, contándole sobre el reino que vive en el papel, un reino cuya llave es un pincel y cuyo príncipe es un corazón dispuesto a usarlo.

Capitulo 2:

- Emperador, Wang Fo, os espera en el jardín real. Exclamo el guardia.

- Decidle que me espere, el Emperador aun debe descansar.

- Emperador, Wang Fo, dice que no os puede esperar. El sol esta a punto de salir y él dice que debe de ver al dragón del cielo antes de que salga el sol.

- Decidle que ya voy.

Wang Fo se encontraba junto a un pequeño bosque de bambú que había en el castillo.
- Buen día, dragón del cielo. Exclamo Wang Fo sonriente al ver al Emperador.
- Porqué has interrumpido mi sueño, me ha tocado enviar a ajusticiar al guardia al que has enviado a despertarme. Si el Emperador no apacigua a los genios malignos en el reino de los sueños, ellos se revelaran y ya nadie podrá dormir jamás, imaginad las horrendas pesadillas que has de tener con el genio de los 400 ojos mirándote de cerca, con cada uno de sus ojos sobre tú insignificante y decrepita figura. ¿Es eso lo qué quieres Wang Fo?
- Disculpadme dragón de los cielos, este viejo no tiene ni la menor idea de cuales son las fuerzas que rige tú voluntad.
- Más te vale que me hallas llamado para algo provechoso.
- Dragón del cielo te he llamado porque el bambú con el cual has de elaborar tú pincel solo debe de ser cortado antes del amanecer.
- Yo, cortar un bambú? Diré a uno de los guardias que lo corte por mi, o quizás te obligue a ti a hacerlo por mi.
- Calla, el bambú te puede oír.
- Y qué si me oye?
- Debes de respetarlo, si no lo respetas él no te abrirá sus secretos.
- Qué secreto se puede esconder en un miserable pedazo de bambú qué solo sirve para hacer un pincel?
- En ese miserable bambú como le dices, se esconde el secreto para convertir una garra de dragón en la mano de un pintor.
- Te acuerdas lo que cantabas para apaciguar al viento, cantale algo al bambú, así te abrirá sus secretos.
- Pero Wang Fo, estas verdaderamente loco? Como esperas que el emperador cante a un palo de bambú?
- No pienses en eso, piensa en lo que vas a obtener a cambio.
- Esta bien, pero y que canto?
- Eso no lo se, pregúntaselo a tú corazón.

El Emperador comenzó a cantar monótonamente una tonada que decía: espíritu del bambú, abre tú vientre y dale al Emperador un pincel que no muera tras su muerte...Y el Emperador canto hasta que el Sol se elevo sobre el horizonte. El Emperador percibió la luz el Sol sobre su rostro y horrorizado se acurruco sobre el suelo y se cubrió la cara con las manos. Estuvo en esa posición unos cuantos minutos, Wang Fo lo miraba extrañado.

- No he muerto?
- No, no lo has hecho, respondió Wang Fo.
- Mis antepasados me dijeron que si no despertaba al sol en las mañanas, la oscuridad sumiría toda la tierra y la luna herida por la muerte de su amado, se llevaría al Emperador hacia el país de los mil dragones donde sufriría mil torturas diferentes.
- Que pasa si el emperador no despierta al Sol?
- El devorador de sombras vendría del oriente y lo atacaría, en el cielo se llevaría a cabo una gran batalla, pero su final seria incierto. Ya veo que el Sol ha ganado la batalla, así el Emperador allá olvidado despertarlo, la luna no llevara al Emperador al país de los mil dragones.
- Nada ha pasado, además mira el bambú te ha aceptado, quiere obsequiarte un pedazo de su cuerpo para que hagas un bello pincel con el. Exclamo apaciblemente Wang Fo.
- Como lo sabes?
- La batalla que se realizo en el cielo, tú la has percibido porque es una batalla que se lleva a cabo en tú reino, por eso te has agachado, yo no la he presentido, debiste de haberme avisado. Dijo Wang Fo un tanto enfadado y agrego:- Así mismo yo veo las señales que se realizan en mi reino así tú no puedas verlas, por eso te digo que el bambú te ha aceptado.

El Emperador corto un pedazo de bambú con un cuchillo que Wang Fo llevaba en el cinturón. Después se dispuso a tallarlo, según su gusto, aunque muchas veces se detuvo a preguntarle a Wang Fo la forma adecuada de hacerlo, Wang Fo no le respondió, y solo hablo cuando el Emperador hubo terminado.

- Lo has logrado, veo que has hecho un ave fénix.
- Mi padre, el gran dragón de jade, me contaba pequeño la historia del ave fénix, el fénix se transforma para multiplicar su gloria y riqueza. El Emperador debe transformarse para gobernar en este reino y en el tuyo, el cual desconoce.
- Ahora debemos de buscar un caballo salvaje, debes de pedirle un poco de su pelaje, para hacer tú pincel.
- Pondré un cartel por todo el reino de Han pidiendo una jugosa recompensa a quien me traiga el mejor caballo salvaje del reino.
- Existe un inconveniente Emperador, o yo le diría más bien un reto. Wang Fo no puede enseñarte a domar caballo, pues ya esta muy viejo para eso, pero si puede indicarte como hacerlo. Por eso debes de hacerlo tú mismo.
- Pero si Wang Fo no puede, alguien más podrá. Exclamo exaltado el Emperador.
- La doma del caballo es un asunto que solo puede ser realizado por un aprendiz y su maestro.
- A quien llamas aprendiz?
- Si no quieres ser llamado aprendiz entonces deberás de enseñarme tú a domar el caballo.
- Esta bien, pero nunca esperes que te llame maestro.

Capitulo 3:

El Emperador organizo una gran comitiva para ir en la tarde a buscar el caballo salvaje. Wang Fo iba a la delantera al lado del Emperador en un pequeño asno, el Emperador se encontraba en un lujoso carruaje que era llevado por treinta y tres de sus súbditos.

Después de dos días de camino, Wang Fo pidió al Emperador que se detuvieran frente a un pequeño claro a la entrada de un bosque.

- Dragón del cielo, aquí continuamos el camino tú y yo.
- Bajadme debo de acompañar al anciano.
El Emperador bajo del carruaje. Algunos de los cargadores del carruaje se pusieron a llorar y postraron sus cabezas, tanto que parecían avestruces enterradas en la tierra.

- Es un privilegio en la vida de cualquier hombre ver al Emperador. Eso de hecho ya justifica la vida de todos estos miserables cargadores. ¿Justifica tú vida el acompañarme en este viaje Wang Fo?

Wang Fo guardo silencio e hizo una seña al Emperador para que lo siguiera, cuando ya estaban bien internados en el bosque, dijo:- Dragón del cielo, debes de llamar al caballo salvaje que habita estos bosques con tú imaginación.

- Porqué he de hacerlo?
- Porque para hacer arte debes de comulgar con tus entrañas, ya calla y cierra los ojos. El Emperador cerro los ojos, y empezó a caminar sin dirección alguna.

- Wang Fo, toma mi mano, si no la tomas como podré guiarme en este bosque.

- Guíate con tus oídos.

- Pero yo no tengo ojos en los oídos?

- Bueno y yo tampoco tengo tres manos. Las dos que tengo las necesito y no tengo una de sobra para guiarte. Luego Wang Fo dijo ofuscado:- Que no te dije que pensaras en el caballo, que lo llamaras con tú imaginación.

- Como es el caballo? Dime por lo menos eso Wang Fo, así podré guiarme.

- Los vientos obedecen a tú voluntad y tú me pides que te diga como es el caballo que debes de llamar? ¿Cómo puede un caballo no obedecer al dragón del cielo? Pregunto Wang Fo con un tono sarcástico.

- Esta bien cerrare mi boca y pensare en el caballo.

- Es blanco, blanco como la nieve del sur del reino de Han. Tiene los ojos azules como el agua cristalina del castillo. Es hermoso, es realmente hermoso Wang Fo. ¡Me ha dicho que lo monte, no se si hacerlo, tengo miedo!

- Debes de montarlo, si no lo montas habremos perdido nuestro viaje, y no podrás tener jamás las cerdas de pelo de caballo para tú pincel.

- Pero hay otros caballos salvajes, no?

Wang Fo se hecho a reír, y exclamo:- Oye tú no sabes que los caballos son todos de la misma familia? ¿Lo qué le hagas a un caballo se lo haces a todos los caballos? Pero no pienses en tú miedo, monta tú miedo y corre por la llanura.

- Wang Fo lo estoy haciendo, realmente lo estoy haciendo, estoy montando el caballo, corre como el trueno.

Capitulo 4:

- Qué paso? Me duele la cabeza.
- Te dejaste llevar por la emoción y te caíste del caballo.
- Entonces, realmente lo monte?
- Abre tú mano derecha.

El Emperador no podía creer lo que veían sus ojos, sobre la palma de su mano se encontraban un puñado de pelos de caballo de un blanco resplandeciente.
- Pero cómo?
- Entraste al reino de la imaginación ¿porqué te sorprendes tanto? ¿Qué nunca has entrado?
- Entraba cuando era niño? Tenia un lugar especial en el jardín del castillo, lo llamaba el País de Chu.
- Quién es Chu?
- Chu era una criatura de los bosques que me enseñaba los secretos de las plantas. Pero eso fue hace mucho tiempo, nadie me creyó en ese entonces. Nunca olvidare el castigo de mi padre, quemo el reino de Chu y coloco allí uno de sus despachos.

Wang Fo miro al Emperador y exclamo:- algunos de nosotros nunca deberíamos dejar de ser niños.

Wang Fo y el Emperador regresaron hacia donde se encontraba la caravana.

- Wang Fo dime porqué no me has asesinado?

Wang Fo se hecho a reír. Pero qué pregunta es esa dragón del cielo? Exclamo.

- Desde que te conozco has tenido dos oportunidades de matarme y huir, una fue en el bosque de bambú, no había ningún guardia que me acompañara, la otra ha sido hoy, tenia los ojos cerrados, yo se que tú tienes un cuchillo, me lo prestaste para tallar el pincel. ¿Que no te das cuenta de que te voy a arrancar tus ojos y tus manos y qué luego te voy a encerrar en un calabozo por el resto de tú vida? Si me hubieras matado lo entendería, yo hubiera hecho lo mismo.

- Oh Emperador, veo que entiendes poco de lo que te hablo cuando me refiero a que el oficio del artista es como el del pescador, nosotros capturamos momentos, instantes fugaces que se lleva la eternidad. Mi destino me ha capturado, tú me has capturado y no debo de huir sino enfrentarme a ese hecho, todos somos cazadores, todos somos victimas. Pero hay algo que nos diferencia a unos de otros en el papel que nos toca interpretar, yo acepto mi destino y lo acepto con el corazón, por eso no tengo nada que lamentar, porque el día que me atrape la muerte, que por cierto siempre me esta esperando a cada paso que doy, sabré que no he huido de nada y que he enfrentado todo lo que un hombre a mi edad deba de enfrentar, he pasado la prueba, no tengo nada por lo cual arrepentirme. Además nunca podrás saber cual papel será el próximo que has de interpretar, ahora soy la victima mañana podré ser el cazador, que más da?

El Emperador guardo silencio, por un momento su mente pensó que Wang Fo era un buen hombre y tuvo compasión de él, pero pudo más la soberbia de su corazón. Ahora yo soy el cazador, eso es lo único que me ha de importar, pensó el Emperador, al mismo tiempo que imaginaba a Wang Fo pudriéndose en una celda mientras el pintaba majestuosos atardeceres de otoño en su castillo.

Capitulo 5:

- Ve a descansar dragón del cielo y cuida bien de nuestros sueños. Hoy hemos sensibilizado tu mente, mañana haremos lo mismo con tus sentidos.

- Eso haré, aunque no se por cuanto tiempo pueda cuidar los tuyos, porque los genios del mal me han dicho que tú hora se acerca y que dentro de poco ya no habrá diferencia entre las pesadillas y la realidad para ti, Wang Fo.

A la mañana siguiente el Emperador se despertó muy temprano, inclusive se olvido de hacer sus cánticos al sol.

- Wang Fo, Wang Fo! Donde te encuentras miserable anciano?

- Mi señor Wang Fo se encuentra en el estanque, ayer en la noche en vez de dirigirse a la habitación que usted le asigno se dirigió allí.

- Y qué esperas para llamarlo guardia insolente?

El guardia corrió como si hubiera visto una aparición, al cabo de un tiempo regreso con Wang Fo.

- Dragón del cielo, debes de ir al estanque, allí te he de mostrar como sensibilizar tus sentidos, tus percepciones después de este día nunca volverán a ser igual.
- Y porqué no le dijiste eso al guardia?
- Porque no quería ofender al dragón celeste.

Inmediatamente el Emperador intento refutar lo que había dicho Wang Fo pero este lo interrumpió y le dijo:- Ya ves, ese es el problema de andar siempre queriendo imponer tú voluntad a los demás.

El Emperador no tenia tiempo para meditar sobre las palabras del anciano, además lo consideraba demasiado testarudo sabia que cuando pronunciaba algo no daba su brazo a torcer con facilidad, inclusive en varias conversaciones el anciano había seguido manteniendo sus puntos de vista, simplemente cambiaba la forma de decirlos. El Emperador sabia esto, por eso prefirió seguirlo hacia el estanque. Además él estaba utilizando al anciano, era el cazador, qué más le podía importar?

- Desnúdate y entra en el agua.

El Emperador cambio el color de su rostro a un rojo intenso y grito:- Guardias cortad la cabeza a este insolente.

Antes de que los guardias llegaran Wang Fo, exclamo:- El dragón del cielo ha de ser perfecto como todo lo que tiene cabida en su reino. No temáis a tú propia sombra pues esta siempre te acompaña.

- Esta bien entrare al estanque, pero no debes de mirarme, nadie debe mirar el cuerpo desnudo del Emperador, incluso mis amantes deben de complacerme siempre con los ojos vendados.
- Deben de ser muy sensibles sus esclavas.
- ¿Porqué lo dices Wang Fo?
- Por que han aprendido a tocar sin ver y a sentir sin crearse imágenes mentales, eso precisamente es lo que usted va a hacer.
- Y como?
- Debemos de aislar cada una de las percepciones de los sentidos para que se vuelvan más claras. Ahora usted debe de sentarse a orillas del estanque y escuchar a los peces.

Wang Fo y el Emperador estuvieron todo el día en el estanque, ni siquiera fueron a comer. Pero el Emperador no logro escuchar a los peces del estanque. Wang Fo y el Emperador se sentaron día y noche durante un mes a esperar a que el Emperador pudiera escucharlos. Un día el Emperador se canso y dijo a Wang Fo:- Qué estamos esperando? ¿Nunca voy a ser capaz de escuchar a los peces?
- No te preocupes estamos a punto de lograrlo, los peces ya se han familiarizado contigo, ¿cómo esperas que los peces le hablen a un extraño?
- Pero yo tengo un reino que gobernar y además...espera, espera los escucho los escucho me dicen que si quiero ir a nadar con ellos.
- Todavía no vallas, primero dime a qué les sabe el agua a los peces? Después de que me respondas puedes ir donde ellos.
- Pero yo quiero ir ya, además ellos me invitaron.
- Ya veo por que el país de Han se mantiene en guerra con sus vecinos, ¿qué no te enseñaron nada de diplomacia? ¿Cómo quieres entrar en el reino de los peces si no sabes nada sobre ellos? Ahora prueba el agua hasta que sepas a que le sabe a los peces. Después podrás jugar con ellos.
- No te rías de mi, Wang Fo.
- En la vida todo es juego dragón celeste, en la vida todo es un juego, aunque hay algunos como yo que jugamos seriamente.

Mientras que el Emperador respondía a la pregunta de Wang Fo, tardaron otros tantos meses. Una noche, el Emperador se levanto de la orilla del estanque donde había estado probando agua a sorbos durante los últimos meses y le dijo a Wang Fo:- Ya se a que le sabe el agua a los peces.
- A qué les sabe? Pregunto Wang Fo.
- A nada, el agua no le sabe a nada, a nosotros el aire no nos sabe a nada tampoco y sin embargo estamos viviendo de él todo el tiempo, es igual para los peces.
- Bueno como ya sabes a que sabe el agua para los peces me imagino que ya debes de saber a que les huele.
- Bueno eso es diferente para ellos...
- No me respondas, esa respuesta guárdatela tú. Lo que me interesa es saber si ya puedes imaginar como ven los peces el agua?
- Igual que el aire para nosotros.
- Bueno para saberlo te falta sentir el agua como la sienten los peces, ahora si puedes sumergirte en el estanque.
- Y los peces?
- Los peces son tus amigos, ¿qué no te han revelado sus secretos?

El Emperador se sumergió en el agua y sintió como cada gótica de agua humedecía su piel. Algunos peces giraron sobre su cuerpo.

- Qué hacen estos peces?
- Te dan la bienvenida.
- Y ahora qué hago me pongo a hablar con ellos? Dijo el Emperador irónicamente.
- Eso lo puedes hacer en otra ocasión, por ahora límitate a describir con tus manos el movimiento del agua. Has de cuenta que cada uno de tus dedos es un pincel y que con ellos dibujas el estanque que hay a tú alrededor. Incluyendo los peces.
- Incluyendo los peces? Pero si se están moviendo por todos lados.
- Incluyendo los peces, y el castillo, y el cielo y las nubes...

Wang Fo se paso varios días diciendo la lista de cosas que debía de sentir el Emperador con sus manos.
- Y aquella piedra a la izquierda también, y la de más allá, y la otra que se encuentra a la derecha, no dejes escapar esa grande, ni la mariposa que se acaba de posar encima de ella...

Mientras que Wang Fo decía cosas el Emperador trataba de dibujarlas en el aire con sus manos. Después de dos años de arduo trabajo, Wang Fo se detuvo y exclamo:- Creo que hemos terminado.
- Pero todavía falta aquella ave blanca que acaba de aparecer encima de la montaña que tiene un azul intenso, que se encuentra al lado del valle de girasoles amarillos y naranjas...
- Creo que ya hemos terminado.
- Pero Wang Fo todavía queda tanto que deseo sentir con mis manos.
- Para eso tiene toda una vida Emperador.
El Emperador se asusto por la forma solemne en que Wan Fo pronuncio sus palabras.
- Ahora usted esta preparado para terminar su obra. Ahora usted puede ver.

Capitulo 6:

El Emperador regreso a su despacho, el gobernante encargado lo esperaba, y el Emperador le dijo:- No te habrás olvidado de todos tus deberes terrenos ni celestes, desde mi ausencia te he encargado que cuides del sol y de los vientos, del mar y las estrellas, espero que lo hallas hecho bien pues la furia de los cielos no caería sobre ti sino sobre mi por haber abandonado mis obligaciones.

- Espera Emperador, no vuelvas a tomar el trono, aun hay algo que nos falta por hacer. Exclamo Wang Fo que observaba atento la escena.
- Y qué es?
- Ver el mar.
- Y para qué queremos ver el mar Wang Fo?
- Para que lo puedes capturar y plasmarlo en el papel, eso nos dirá que clase de pintor eres.

Wang Fo y el rey estuvieron durante varios días recorriendo las costas del reino de Han, alli se quedaban con la sola compañía de las olas y de las gaviotas que de ves en cuando giraban sobre sus cabezas.
- Ya se, ya se, nos están dando la bienvenida. Exclamo sonriente el Emperador.
- No te están dando la bienvenida a ti, me la dan a mi. Exclamo Wang Fo mientras agitaba su mano al cielo.
- Hay cosas que los animales ven en nosotros pero qué nosotros no vemos en ellos?
- Qué cosas Wang Fo?
- Por ejemplo el águila puede ver el corazón de los hombres?
- Y el dragón? ¿Qué puede ver el dragón Wang Fo?
- El águila puede ver el corazón de los hombres por que a ella también le toca renunciar a su vida constantemente como lo hacemos nosotros, como lo hizo Lyn algún día para acompañarme, solo así puede volar alto, debe arrancarse su pico y sus plumas antes de hacerlo...
- Wang Fo, no me has respondido que puede ver un dragón?
- Un dragón puede ver el miedo, esa es el arma más temible de un dragón.
- Y qué animal puede vencer al dragón?
- Solo una voluntad de hierro puede vencer al dragón, en este caso el único animal que conozco que tiene una voluntad de hierro es el ratón.
- Y porque el ratón Wang Fo?
- Porque el ratón puede parecer tan insignificante a un dragón que este no intentara leer su miedo, tiene por cierto que una criatura tan pequeña debe de temblar ante su presencia, esa es el arma más temible del ratón.

Capitulo 7:

Wang Fo y el Emperador regresaron al castillo, al entrar se dirigieron hacia la recamara donde se encontraba el lienzo inconcluso de Wang Fo. El Emperador se tomo su tiempo y dibujo el mar con tal maestría que los soldados que cuidaban la recamara se acercaron a ver como daba vida al lienzo con cada pincelada.

Cuando termino exclamo:- Qué te parece Wang Fo?

- Ya sabia que ibas a ser un pintor de los que solo son capaces de capturar momentos pero no de expresar su eterno movimiento en el papel.

El Emperador miro con furia a Wang Fo y exclamo pausadamente, midiendo el peso de cada una de sus palabras:- Ahora debo de arrancarte tus manos y tus ojos Wang Fo, si el dragón del cielo no cumpliera su palabra todo caería en caos, los vientos ya no obedecerían a sus ordenes y se precipitarían con el mar sobre el reino de Han, el fuego ocuparía el lugar del río, y la vida misma se escaparía por tus venas, ¿es eso lo qué quieres Wang Fo?

Wang Fo sonrió porque había comprendido la debilidad del corazón humano. Yo viviré en mis sueños y en mis recuerdos, yo viviré, pensaba sereno para sus adentros.

Al ver la sonrisa en el rostro de Wang Fo el Emperador grito:- Guardias sacad sus ojos y dádselos a los cuervos, cortad sus manos y dádselas a los buitres!

Wang Fo no opuso resistencia, mientras lo despojaban de sus miembros gemía sereno, al cabo del sanguinario espectáculo exclamo:- Todo esto lo he hecho no por ti sino por mi. Quería comprobar si la garra de un dragón podía acariciar suavemente el papel como lo hace el perfume del jazmín de la noche con los cuerpos de los enamorados.
- Y lo has comprobado?
- Creeme que he comprobado que sin corazón todo es vano.

Y luego agrego con fuerza:- Emperador yo solo te enseñe a ver a través de mis ojos pero tú mismo te los has arrancado.

Wang Fo fue desplazado a una celda, y allí por fin entendió para que había pintado toda su vida pues con un pincelazo de su imaginación, se encontró en un atardecer de rojos, amarillos, ocres y naranjas, junto a Lyn su amado discípulo.

Aunque la leyenda no es muy clara al respecto, se cuenta que mientras Wang Fo instruía al Emperador también instruía al guardia que le llevaba la comida a su celda. Dicen que le enseño como darle vida al papel a través del movimiento que emitían todas las cosas. Dicen que le enseño del reino sin jerarquías, donde todo se gobierna por su propia armonía interna. Resulta que para este hombre, llamado Go, esto se convirtió en un ideal y a la muerte de Wang Fo, se alejo del castillo y durante muchos años fundo una resistencia entre los campesinos más humildes, llamados por todos “los roedores del reino de Han” pues vivian tan pobremente, que bien valía la pena este apelativo. Después de años de intensas luchas, Go derroco al dragón, acabando con su reino de maldad y muerte. Se dice que el dragón ya había perdido poder en ese entonces, pues había dedicado la mayor parte de su vida a buscar como darle vida al lienzo inconcluso de Wang Fo, el Emperador confió tanto en el temor que inspiraba su sola presencia en sus súbditos que se olvido hasta de los más insignificantes “roedores” que asolaban su reino. También dice la leyenda que la celda en donde murió Wang Fo, esta saturada de hermosas inscripciones que se encuentran hasta en las más insospechados rincones. Se dice que en aquellos garabatos se encuentra el secreto de lo infinito, oculto tras las olas que golpean los acantilados de un mar sin calma.

Texto agregado el 31-08-2003, y leído por 1354 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
14-09-2003 Marguerite Yourcenar y sus "Cuentos Orientales"... "Como se salvo Wang Fo", una verdadera fuente de inspiracion. Tu cuento me parecio un trabajo mas que muy logrado. Te felicito. paulina
 
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