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A veces, Alba puede ser chocante, porque al despertar y abrir los ojos, repentinamente, lo primero que uno ve, es a Luz. La mujer despertó así, lo veo en sus ojos. Como el reflejo del cielo en el mar, no como el reflejo del mar en calma, sino con furia, ese es el color de sus ojos, en ellos puedo ver el mar enfurecido. Ella mira al exterior con una expresión triste y melancólica, pero sus ojos la contradicen. Es una estrella en pleno día, o el sol en la noche, sus ojos no se apegan a la expresión de su cara. Quizás es por lo que ve en el exterior que tiene esa extraña expresión en el rostro. Desde la ventana ve a los niños jugar, pero ella no ve la alegría de su juventud, sino que ve su pobreza, la desdicha de sus padres, la indiferencia inocente. Es de una dulzura grotesca como su cabello cae completamente por el costado derecho de su cuello perdiéndose en el disfrute de sus pechos, es grandioso como la tenue luz de la mañana se refleja en sus ojos y en su piel, que pareciera tener luz propia. El vestido de dormir que lleva puesto hasta la cadera es de un color tan suave y puro como la piel de ella, que pareciera que no llevara nada puesto. Ella es una mujer joven, que parece de siglos de experiencia. Y parece tan fuera de lugar, tan distante y diferente de esa ventana carcomida por los años, la violencia, el deseo y perversión. Los marcos han perdido casi la mayoría de blanco que los cubría, y hasta la forma que les dio el carpintero han perdido. Pero la delicada figura de ella parece que estuviera de un rosado suave a la luz de Sol. Ella mira a fuera niños que juegan, gente que va de un lugar a otro y otra que mira por su ventana. Ella ve risas, ve secretos, sufrimiento y alegría, ve pasado, ella se ve a si misma. Puede que no quiera voltear hacia adentro por lo que hay en su cuarto. Quizá quiera olvidar lo de adentro; su cama sin frazadas, con sabanas en desorden rozando el piso. Ella está sólo sentada en la ventana. Ella solo disfruta de la mañana observando a Alba, la única que la saluda esa mañana, su amiga fiel: la maldita persistente proveedora de esperanza.

Texto agregado el 20-05-2005, y leído por 131 visitantes. (0 votos)


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