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Inicio / Cuenteros Locales / caio / EL AGUA TAMBIÉN SE MASCA (anecdotario de La Bolsa)

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Llegó la hora de ponerle fin a una jornada más de trabajo. La casita de los enanos esperaba con las puertas abiertas que Don Celio dejara su carretilla, pala y rastrillo. Era cuidador en el “Rosedal” del Parque Urquiza.
Dejó sus herramientas y muchas de las cosas que solía encontrar olvidadas por quien sabe que distraído (¿encontrar?). Presuroso tomó un taxi que lo llevó hasta la municipalidad donde se le pagaría el sueldo. Como no le gustaba mucho caminar, le pidió al taxista que lo espere. Este lo esperó.
Al cabo de unos minutos sale Don Celio con la sonrisa de oreja a oreja; feliz porque llevaría un asadito para comer en familia y se daría el gusto de tomarse un rico vino “Franja Amarilla” tinto abocado.
Sube al taxi, enciende un cigarrillo “Colmena”. Le convida uno al chofer mientras pide que lo lleven a calle Boulevard Sarmiento 76. El taxista asiente con la cabeza y marcha sin demasiada prisa. Semejante lentitud puso un poco fastidioso a Don Celio (sucede que cuanto más demora el taxi en llegar al lugar solicitado, el relojito marca unos pesitos más) El viejo veía como su bolsillo se achicaba cada vez que los numeritos le marcaban tarifa. Esto lo saco un poquito más aún y le dijo:
-Mire, mi amigo, que tengo que llegar hoy a casa.
-No se impaciente abuelo…mire si por ir más rápido chocamos.
Respondió el taxista con sutil ironía.
Don Celio frunció su entrecejo lo miro y se dijo a si mismo:
“Yo te voy a enseñar que el agua también se masca”.
El taxi no cambio su ritmo de marcha. Don Celio tampoco cambio sus intenciones. Después de un prolongado silencio, llegaron a Boulevard Sarmiento 76, en el corazón de Barrio "La Bolsa"(segundo barrio más antiguo de Paraná). El ofuscado pasajero se estira en el asiento de atrás, mete la mano en su bolsillo y pregunta:
-¿Cuánto le debo mi amigo?
El taxista responde:
-Yyyyyy!...son unos cien pesitos nomás abuelo.
Don Celio le paga pero con un billete de cincuenta pesos. El taxista lo mira sorprendido y le dice:
-Le dije cien pesos, no cincuenta.
Don Celio mira al chofer y con una leve sonrisa replica:
-¿Cómo, y usted no viajo?
Y se retiro con un sabor a victoria y palpando el festejo que se daría con su vinito tinto.

Texto agregado el 20-05-2005, y leído por 326 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
28-02-2007 Muy bueno. Me gusta tu escritura. Las palabras no sobran pero tampoco faltan. Historias sencillas, pero no por eso menos ricas. mariaclaudina
29-05-2005 Muy buen cuento, ágil, interesante y un final sorpresivo. Mis estrellas. marimar
27-05-2005 Buenísimo el cuento. Yo lo comenzaría en "Llegó la hora de poenrle fin a una jornada de trabajo".Pero son formas de pensar.Felicitaciones doctora
22-05-2005 Buen pícaro Don Celio. Me hace acordar al nieto. Vayan mis estrellas por el buen momento y el buen cuanto. vaerjuma
20-05-2005 esta bueno jeje. Los mejores cuentos, segun definicion son los de final sorpresivo! magadverso
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