A veces cabalgamos por la vida como caballos en campo abierto bajo el sol de verano, cambiando el curso segun nos plazca. Otras veces nos vemos amordazados, caminando con la cabeza gacha por el rumbo que otros nos impusieron. Las decisiones no son ya un juego de niños, dejaron de serlo para mi hace tres años y medio, cuando las repercusiones de mis hechos no fueron mas amortiguadas por por la destreza fisica, mental y social de quienes me crearon. He aprendido a jugar con mis decisiones, a decidir si quiero tomar una decision. El infinito arte de la prediccion de los hechos toma un papel muy importante en el asunto, cuando se experimenta a diario con la balanza de las emociones ajenas. Que es lo mejor? Quien es la persona indicada para emitir aquel juicio? Quienes se veran afectados? De que manera? Cuanto?...Puedo seguir haciendome preguntas indefinidamente; preguntas que tienen que ser analizadas cada vez que se decide tomar una decision, a veces en una fraccion de segundo. Pero no quiero escribir sobre eso ahora; quiero escribir acerca de cuando se tienen que tomar desiciones una vez que se ha llegado a situaciones donde las opciones son tan restringidas, que cualquier decision parece una mala decision. Me ha tocado ver el dolor ajeno desde cerca en esas ocaciones, los pensamientos corriendo a maxima velocidad tratando de buscar una solucion desesperada; los ojos cristalinos, destrozados por la realizacion de que ya nada se puede hacer. Lamentablemente no he podido experimentar este dolor en carne propia, me cuesta muy poco desvincularme. Mucha gente cree que es porque no me importa nada, que todo me da lo mismo. De hecho una amiga chilena que estuvo conmigo aca en mi casa me lo dijo, al ver que yo no me ponia "triste" al saber que ella se devolvia a Chile. Creo que sus palabras fueron "Oye, a ti te da lo mismo todo!", en respuesta a eso yo encogi los hombros y sonrei. Tambien me preguntaba, "Me vai a echar de menos?" Nunca he sabido contestar bien a esa pregunta, yo creo que lo que senti que deberia responder (en honor a la verdad) fue algo como "En algunos momentos cuando me acuerde de ti, recordare que lo pasamos bien juntos, pero en general, no voy a estar pensando en ti"... mi respuesta a ella fue un simple y mentiroso "Si". La verdad es que si me importan muchas cosas, incluso cuando no se nota, lo que pasa es que cuando pongo situaciones en la balanza y al otro lado de estas situaciones pongo a la vida como un todo, las situaciones parecen bastante livianas. Constantemente veo a la gente enredarse con pequeñas cosas sin entender que su vida sigue adelante; cosas como que no les dijeron lo que querian escuchar, o que no les gusto cierto aspecto de una persona. Yo no me complico con nimiedades como esa, ya que al final del dia la vida sigue sin mayores cambios. Cabe destacar que tambien hay que tener mucha tolerancia y un cierto grado de inteligencia para darse cuenta de que CUALQUIER persona puede decir CUALQUIER cosa, a CUALQUIER volumen y en CUALQUIER cantidad de ocaciones. Personalmente yo uso este privilegio (o derecho, depende de como se le mire) siempre, digo lo que quiero, como quiero, cuando quiero. Mis unicas restricciones al hablar son dos: decir la verdad, y no decir cosas malintencionadas. Muchas veces la gente confunde el ser directo u honesto, con ser malintencionado, ojala que esto aclare un poco que yo no soy (ni quiero ser) malintencionado. Lo unico que pido de todos es la simple comprension de estos principios basicos de comunicacion e interaccion entre personas. No creo que sea tan dificil.